La sierra y los cañones de Guara, mil laberintos de piedra y agua


Uno de los espacios protegidos de mayor extensión de todo el norte peninsular es el Parque Natural de la Sierra y Cañones del Guara, en Huesca. Nada menos que 47.450 hectáreas de parque y otras 33.775 de zona periférica de protección, en un territorio de espectacular orografía comprendido entre el valle del Ebro y los Pirineos. Entre ambas fronteras se encajonan multitud de joyas paisajísticas y medioambientales, como las sierras de Guara, Gabardiella, Arangol, Balcés y Servil y los cañones de los ríos Flumen, Guatizalema, Alcanadre y Vero. Tierras apartadas del mundanal ruido no hace mucho tiempo, hoy estos cañones y las sierras que los enmarcan se han convertido en un destino turístico de lo más solicitado, sobre todo por los cada vez más frecuentes practicantes del descenso de cañones o barranquismo, pues no en vano fueron los impresionantes pasadizos, toboganes, cascadas y pozas de estos cañones los que vieron nacer en nuestro país a finales de los ochenta este peculiar deporte.

El nacimiento de formas tan caprichosas en este territorio tuvo su origen en el surgimiento de la cordillera de los Pirineos que, al elevarse, abrió múltiples fracturas en este terreno calcáreo por donde discurren las aguas de montaña. Fue luego la erosión incesante de ese agua la que se encargó de rematar la faena. El resultado, un paisaje repleto de profundos y larguísimos cañones, cuevas, simas y mallos. Muchos son los barrancos que cortan la respiración, aunque sin duda los más imponentes son los de los ríos Vero, Balced y Mascún. Entre las cuevas, galerías y simas excavadas por el agua merecen una visita obligada los llanos de Cupierlo, la cavidad de Solencio de Bastarás y la sima de Grallera Alta de Guara, de 277 metros de profundidad
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La vegetación del parque es tan variada como sus paisajes. El carrascal, la sabina, el enebro y la coscoja dominan la vertiente sur de las sierras. En los suelos más profundos de esas solanas crecen los madroños y en las zonas más altas se empeña en sobrevivir el boj. En la cara norte la imagen cambia por completo, dominando aquí los pinos silvestres y alguna pequeña mancha formada por ejemplares de haya. A uno y otro lado de las montañas viven el jabalí, el gato montés y la gineta y en los muchos cursos de agua se cobijan las nutrias. En los riscos de Guara y las demás sierras de este parque habita una rica avifauna, con especies de gran valor como el quebrantahuesos, el águila real, el alimoche, el búho real, el águila culebrera o el halcón peregrino.

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